¿Cómo entender a los gatos?
Sección
#TodoPerrosYGatos
Fecha
28/Diciembre/2022
Un Etólogo siempre es bienvenido para hablarnos del comportamiento de los gatos, como lo hace el británico y candidato a doctorado por la Universidad de Oxford, Desmond Morris (1928) en su libro Observe a su gato.
El experto destaca la “forma especial de los gatos para hacerse querer” por su elegancia, compostura y la independencia afectiva que los distingue de los perros.
Recorre diferentes épocas para describir cómo fue que los humanos modificamos nuestra relación con los gatos y pasamos de considerarlos animales sagrados a utilizarlos como mercancía; de presumirlos como “especies exóticas” en las cortes británicas a “estilizarlos” para ganar concursos internacionales.
De este “perfecto compañero” como le llama Morris, afirma que existen evidencias científicas de haber sido un animal domesticado en el antiguo imperio egipcio. Nos refiere al periodo neolítico, cuando los humanos se asentaron gracias a la agricultura en el valle del Nilo; sin embargo, como las tierras se anegaban por el exceso de agua, debían proteger las cosechas de grano en grandes silos, lo que inevitablemente atraía plagas de roedores. Por su carácter de cazador innato, los felinos pudieron acercarse a las primeras sociedades, en donde sus habilidades fueron muy apreciadas por los pobladores.
Para despertar tu curiosidad, te compartimos algunas de las preguntas y respuestas que desarrolla Desmond Morris en su libro Observe a su gato.
“¿Por qué los cuidadores de gatos son más saludables?
La relación entre hombre y gato es conmovedora y recíproca. El gato se frota contra el cuerpo de su amo y el tutor acaricia y alisa el pelaje del gato.
Cuando a esos tutores se les somete a pruebas de laboratorio para comprobar sus respuestas fisiológicas, descubrimos que sus sistemas corporales se calman al efectuar el acto de acariciar a los gatos. Su tensión se apacigua y sus cuerpos se relajan […]”.
“¿Cómo se las arregla el gato para encontrar el camino de vuelta a casa?
[…] porque cada gato posee una excelente memoria visual, y guiado por los olores familiares cuando se encuentra cerca de su casa, llega hasta ella.
Es probable que las partículas de hierro que se presentan de una manera natural en los tejidos animales sean la pista vital de la brújula biológica e innata de estos individuos que saben volver a casa.”
“¿Por qué un gato lame su hocico sin estar sediento?
[…] un rápido toque de la lengua a los labios es una de las señales más conocidas de que un gato empieza a sentirse agitado, pero al mismo tiempo, de que algo le fascina o intriga.
Las lamidas son cortas y fuertes, con un barrido rápido de la lengua, pero no de la manera usual en que se asea; equivale al gesto humano de rascarse la cabeza al sentirse perplejo o irritado. […]”
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Un Etólogo siempre es bienvenido para hablarnos del comportamiento de los gatos, como lo hace el británico y candidato a doctorado por la Universidad de Oxford, Desmond Morris (1928) en su libro Observe a su gato.
El experto destaca la “forma especial de los gatos para hacerse querer” por su elegancia, compostura y la independencia afectiva que los distingue de los perros.
Recorre diferentes épocas para describir cómo fue que los humanos modificamos nuestra relación con los gatos y pasamos de considerarlos animales sagrados a utilizarlos como mercancía; de presumirlos como “especies exóticas” en las cortes británicas a “estilizarlos” para ganar concursos internacionales.
De este “perfecto compañero” como le llama Morris, afirma que existen evidencias científicas de haber sido un animal domesticado en el antiguo imperio egipcio. Nos refiere al periodo neolítico, cuando los humanos se asentaron gracias a la agricultura en el valle del Nilo; sin embargo, como las tierras se anegaban por el exceso de agua, debían proteger las cosechas de grano en grandes silos, lo que inevitablemente atraía plagas de roedores. Por su carácter de cazador innato, los felinos pudieron acercarse a las primeras sociedades, en donde sus habilidades fueron muy apreciadas por los pobladores.
Para despertar tu curiosidad, te compartimos algunas de las preguntas y respuestas que desarrolla Desmond Morris en su libro Observe a su gato.
“¿Por qué los cuidadores de gatos son más saludables?
La relación entre hombre y gato es conmovedora y recíproca. El gato se frota contra el cuerpo de su amo y el tutor acaricia y alisa el pelaje del gato.
Cuando a esos tutores se les somete a pruebas de laboratorio para comprobar sus respuestas fisiológicas, descubrimos que sus sistemas corporales se calman al efectuar el acto de acariciar a los gatos. Su tensión se apacigua y sus cuerpos se relajan […]”.
“¿Cómo se las arregla el gato para encontrar el camino de vuelta a casa?
[…] porque cada gato posee una excelente memoria visual, y guiado por los olores familiares cuando se encuentra cerca de su casa, llega hasta ella.
Es probable que las partículas de hierro que se presentan de una manera natural en los tejidos animales sean la pista vital de la brújula biológica e innata de estos individuos que saben volver a casa.”
“¿Por qué un gato lame su hocico sin estar sediento?
[…] un rápido toque de la lengua a los labios es una de las señales más conocidas de que un gato empieza a sentirse agitado, pero al mismo tiempo, de que algo le fascina o intriga.
Las lamidas son cortas y fuertes, con un barrido rápido de la lengua, pero no de la manera usual en que se asea; equivale al gesto humano de rascarse la cabeza al sentirse perplejo o irritado. […]”
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